¿Por qué Cuba sanciona con tanta severidad el sacrificio de ganado?

¿Por qué Cuba sanciona con tanta severidad el sacrificio de ganado?

Sabias que comer carne de res en Cuba es un lujo, sacrificar vacas sin pedir permiso al estado, un delito.

Cuando la policía cubana irrumpió en su casa en el barrio habanero de Marianao en junio de 1985, Celestino Hernández Banasco supo que estaba perdido.

Los agentes descubrieron de inmediato los más de 200 kilos de carne de res que le había comprado a unos hombres durante la madrugada.

Parte de la carne era para consumo familiar, pero Hernández Banasco, quien por entonces era carnicero, planeaba vender el resto «y usarlo para vivir, porque la vida allí es muy dura», contó a BBC Mundo desde su actual residencia en Miami.

La experiencia marcó su vida y la de su familia. Estuvo detenido durante un mes y 18 días en una dependencia del Departamento Técnico de Investigaciones (DTI) de la policía antes de ser enviado a prisión, donde cumplió 8 meses de cárcel.

La drástica caída de las cantidades de ganado en las últimas décadas parece imparable.

Antes de la llegada al poder del gobierno de Fidel Castro en 1959, la isla contaba con 6 millones de cabezas de ganado vacuno, mientras que actualmente se cree que hay poco más de 4 millones, repartidas entre 6.390 entidades estatales y cooperativas y 242.000 propietarios individuales, según cifras oficiales reflejadas en la prensa estatal.

Pero todas pertenecen de facto al estado, ya que ni siquiera los propietarios individuales pueden sacrificar reses sin permiso.

«Aquí las vacas son casi tan sagradas como en la India, casi que no les puedes cortar las pezuñas», comentó a BBC Mundo una empresaria agrícola cubana que prefirió mantener el anonimato.

La mujer ha comenzado el proceso burocrático para adquirir una vaca y un ternero, con el objetivo de dedicarlos a la producción de leche. Ya solicitó autorización de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), y esta entidad estatal debe enviar el pedido al Ministerio de Agricultura para su aprobación.

Además, un veterinario debe certificar el estado de salud de los animales.

La carne de res es un lujo y un anhelo en la mesa cubana. Sólo puede adquirirse legalmente en tiendas en dólares, donde sin embargo no se vende la de mejor calidad.

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