A través de seguimientos y cruces de información, la policía puso la mira en Marco Villareyes (30), hermano de la abogada y percusionista de una orquesta chalaca. Él era el único de la familia con quien Sheyla no había perdido comunicación. La policía lo siguió pacientemente y, así, llegaron a la residencia.
Hubo varios días de guardia hasta que, en la noche del lunes, los policías esperaron a que Marco llegara abordo de una camioneta, y tras un tenso interrogatorio, el joven admitió que Moreno estaba adentro. “Lo encontramos justo cuando se escondía en el ropero. Lo primero que expresó fue: ‘¿Cómo han dado conmigo?’”, narró el coronel. La pareja del exgobernador se encontraba con él.
Félix Moreno, preocupado en todo momento por ella, intentó aclarar a los policías que ella lo acompañaba solo esa noche y que no estaba involucrada en nada. La abogada, al igual que su hermano, será procesada por el delito de encubrimiento.
En la mesa de noche de la habitación, el exgobernador guardaba S/10.300, US$200, dos celulares y pastillas para la hipertensión.
En el momento que le colocaban las esposas, Moreno pidió un último favor a la policía: “¿Podrían taparme [las manos] con algo?”. Los agentes no le concedieron el pedido. Al cierre de esta edición, seguía en la carceleta del Poder Judicial. Hoy será internado en un penal.