Es la persona en quien Kim Jong-un más confía. Es su hermana menor, Kim Yo-jong, el poder en la sombra en Corea del Norte y a quien todos señalan como la posible sucesora del líder supremo del país más hermético del mundo.
¿Cómo una mujer, en un sistema cerrado dominado por hombres, logró ascender tan rápido por encima de los funcionarios más fieles y experimentados de Pyongyang?
Lo más certero, es una Kim. Forma parte de la dinastía y eso, por ahora, basta para ser considerada como la carta más segura para suceder a Kim Jong-un. Pero tener el apellido no es suficiente.
Su carrera política comenzó en el 2014, cuando fue designada vicedirectora del departamento de Propaganda y Agitación del Partido de los Trabajadores, cargo por el cual fue condenada por Estados Unidos por «abuso de los derechos humanos» y censura para ocultar «las conductas inhumanas y opresivas».
Pero en el 2018 hizo su aparición triunfal ante los medios del mundo cuando visitó Corea del Sur, siendo la primera integrante de la familia Kim en cruzar la línea de frontera desde 1953, cuando se firmó el armisticio entre ambos países, que técnicamente siguen aún en guerra. Pero no solo eso. Kim Yo-jong fue la representante de su hermano en los Juegos Olímpicos de Invierno que se desarrollaron ese año en Pyongchang, Corea del Sur, y que significó el inicio del deshielo en la península.
Meses después, ella se convirtió en el brazo derecho de Kim durante las reuniones históricas que mantuvo con su homólogo surcoreano y, sobre todo, con Donald Trump. Ella siempre a su lado, llevando documentos, aconsejándole al oído.