Italia registró casi 10,000 casos positivos, de los cuales 5,049 se encuentran hospitalizadas y 733 en cuidados intensivos, según el último balance oficial divulgado este lunes.
«Decir que no se muere de coronavirus es una mentira que me llena de amargura», afirmó Salaroli y admitió que él y sus colegas deben seleccionar entre los pacientes más graves, los que pueden tener acceso a la reanimación mecánica por intubación.
«Estamos obligados a elegir, en dos días al máximo. La ventilación no invasiva es solo una fase, un primer paso. No todos pueden ser intubados porque faltan camas en las salas de terapia intensiva para atender a los enfermos que llegan a nivel crítico», explicó.
«Decidimos en función de la edad y el estado de salud. Si una persona entre 80 y 95 años tiene insuficiencia respiratoria grave, es probable que no continuemos», afirmó.
Según los datos de la Protección Civil italiana, la mayoría de los decesos en este país son «personas ancianas, frágiles y que ya tenían graves patologías» y cuya edad oscila entre los 80 y los 89 años.
«Si [el anciano] tiene una insuficiencia multiorgánica en más de tres órganos vitales, significa que tiene una tasa de mortalidad del cien por ciento», recalcó.
Salaroli, experto en salvamento de excursionistas en montaña, confesó que algunos colegas terminan devastados por la situación. «Le puede pasar al responsable como al joven médico que acaba de llegar que tenga que decidir el destino de un ser humano», reconoce.
«Muchos colegas están sufriendo una presión emotiva excesiva. He visto llorar a enfermeros, hombres y mujeres, con treinta años de experiencia», confesó.
Interrogado sobre la cuarentena forzada a 15 millones de habitantes del norte de Italia, decidida el domingo por el gobierno para frenar la propagación del virus, el anestesiólogo cree que es una medida «justa», «pero que fue decidida con una semana de retardo».
A los sanos, Salaroli no se cansa de repetir: «No salgan de casa, es la única manera de contener el contagio».